jueves, 3 de septiembre de 2009

Reflexiones antes de morir

Otra vez amanece... y ya son demasiadas veces... otra vez suena el despertadir y otro día más sin ella... Ella es la que me mantiene aqui otro día más y otro día menos que me queda, es como cuando esperas las vacaciones, pero mucho mejor, pero que sabes que después de estas largas vacaciones no tendrás que volver, gracias a Dios.

Me cuesta levantarme, cada vez más, llegará el día el cual no podré, o mejor, no querré, total ¿para qué? Solo me apetece dormir para dar descanso a mi mente, pero ni eso puedo, es la más curiosa de las contradicicones, no puedo levantarme y, sin embargo, no puedo dormir, pero bueno, toda mi vida ha sido asi.

Repaso mentalmente todo lo que haré hoy y es la misma secuencia de siempre, todo igual que siempre. Mi vida sin ella y sin ella no hay vida posible; afortunadamente, pronto porndré fin a esta agoni, lo intuyo.

[...]

¿Sabes en lo que me he fijado últimamente? En la cantidad de personas que esperan al metro o al tren alejadas del andén. ¿Y sabes por qué? No, claro que no. Eso solo lo saben las personas que como yo estamos en el mismo bando. Lo hacen para evitar tentaciones, yo lo sé muy bien, tres veces he estado a punto, y tres veces me ha fallado el valor. No, eso no es cierto del todo, ha sido el recuerdo de ella lo que ha evitado el final que estoy buscando para mi vida, curiosa paradoja, ella es la me ha salvado y ella será la que me mate.

Pero en fin, otro día más que me acerca al final de mi tormento o al principio de mi paz, al menos para mi.

Según se va acercando el diía siento más miedo, pero a la vez más ganas de acabar de una vez esta historia; miedo a saber que pasará después... el misterio más grande de la humanidad, pero también curiosidad.

Estos últimos días son horrorosos, todas las ideas que me pasan por mi mente me parecen estupidas, y al momento, me son del todo imprescindibles. Estoy sola, prácticamente no hablo con nadie, bueno eso no es verdad, hoy he sentido la necesidad de contárselo a alguien, a ese amigo desconocido que todos necesitamos una vez en la vida, ese último glotador antes del naufragio, pero no, no he tenido la respuesta que yo esperaba.

Aún ha sido peor... Resulta que ahora soy: ¡una egoísta! ¡una cobrade! Ja, ja, ja, ja... ¿Egoísta? Yo que he llegado a esta situación precisamente por ser todo lo contrario, ja, ja, ja. Menudos amigos tengo... Habría bastado una sola palabra para que saliera de este infierno, pero no, ¿sabes cuál ha sido su respuesta? Que llamara a una amiga y me fuera a merendar con ella. Nadie me entiende, ni siquiera yo a veces, yo solo queria ser feliz como todo el mundo lo es alguna vez. Pero se ve que no merezco ni eso en este mudno. Qué fácil habría sido salvarme, simplemente dejándome entregar ese alma. Ahora ya no me apetece.

[...]

Últimamente no hago más mezclarme con la gente y no sé por qué. Supongo que busco el contacto humano antes de irme, quiero ver que aún hay quien es capaz de ser feliz, algo que yo ya no podré ser jamás, por que ahora ya no hay marcha atrás, ni aunque pasara lo que se que no pasará. sería por pena o por lástima y eso aún sería peor. Con lo fácil que hubiera sido salvarme, tan solo con una caricia.

No, ahora ya ni una caricia me salvaria del final... Ahora ya nada me puede salvar, nada, ni siquiera ella. No, ahora ya sé que la he perdido para siempre y con ella la única ilusión que me ataba a esta vida. No, ahora ya no hay nada que me retenga aqui, ni siquiera su recuerdo, ni eso ya me sirve. No, ahora es el fin, de verdad, ya no aguanto más, no, ya no más, la espera acabó.

Así que con las palabras de Neruda, " Es tan corto el amor y tan largo el olvido", me despido.

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